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Ing. Huber Valdivia

Seguimos con la procesión … agua para el valle de Tambo

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Por Ing. Huber Valdivia

Los problemas en el Valle de Tambo se remontan a más de 30 años, con la construcción de la represa de Pasto Grande, en Moquegua. Este proyecto derivó, algunos años después, en la llamada “Guerra del Agua” (2004), tras la cual el Ministerio de Agricultura se comprometió a construir una “presa de compensación” para el Valle de Tambo.

Sin embargo, después de todo este tiempo, el compromiso no ha sido cumplido por diversas razones. La más reciente tiene que ver con la falta de responsabilidad del PSI-MIDAGRI en la construcción de las represas Tolapalca, Paltuture y Yanapujio, descartando otras alternativas como Quebrada Honda, Peña Negra, Huayrondo y Tambo Bajo, ubicadas en territorio arequipeño, principalmente por razones técnicas.

En esta última etapa se eligió la alternativa de construir la represa Yanapujio. La empresa encargada del perfil técnico culminó el estudio, el PSI lo aprobó, lo registró en Invierte.pe y realizó el pago correspondiente. No obstante, meses después, durante la convocatoria para la elaboración del expediente técnico, la consultora seleccionada advirtió al PSI que el perfil tenía graves deficiencias, ya que la ubicación propuesta presentaba problemas geológicos.

Ante ello, se autorizó cambiar el emplazamiento y se propuso Acora Cota, lo que redujo la capacidad del embalse de 50 a 25 millones de metros cúbicos, excluyendo a Moquegua de cualquier beneficio. Desde entonces, el proyecto ha sido postergado una y otra vez: ya van tres años sin solución.

Diversos estudios señalan que la oferta anual de agua del río Tambo supera los 1,100 millones de metros cúbicos, de los cuales alrededor de 520 se pierden en el mar cada año. Por tanto, el problema no es la escasez de agua, sino la falta de regulación del recurso durante la temporada seca. Un ejemplo claro es la cuenca del río Chili, que cuenta con siete represas que almacenan más de 400 millones de metros cúbicos.

De allí la importancia de mejorar la gestión del agua para aliviar las necesidades de la población de la provincia de Islay y fortalecer la competitividad agrícola del valle.

Si bien la globalización ha mejorado el bienestar de algunos sectores del país, este progreso no se refleja en regiones como el Valle de Tambo, donde los niveles de productividad se mantienen casi iguales a los de décadas pasadas.

A nivel nacional, no basta con construir una represa de alto valor económico. Lo verdaderamente relevante es mejorar la calidad de vida de la población. Para ello, es fundamental complementar las obras de infraestructura con un Plan Integral de Desarrollo que permita recuperar décadas de olvido en este valle fértil y emblemático para Arequipa.

Valle de Tambo – Foto Prensa Regional




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