La minera Southern Perú confirmó el inicio oficial de la construcción de Tía María, un proyecto que estuvo detenido por más de una década. La compañía atribuye este avance a una mejora sustancial en la relación con la población del valle de Tambo y a una agenda de trabajo social que apunta a sostener esa confianza.
Tras recibir el permiso final el 14 de octubre, Southern Perú dio inicio formal a la etapa de construcción del proyecto Tía María, en la provincia de Islay. Según explicó Raúl Jacob, vicepresidente de Finanzas y CFO de la empresa, esta autorización marcó el fin de los trabajos previos y abrió paso a una nueva fase del proyecto minero.
Jacob destacó que el avance se debe, principalmente, a la “buena disposición de la población”, resultado de un trabajo sostenido de diálogo con autoridades locales, asociaciones agrícolas y actores del valle. “Estamos viendo una actitud muy positiva. El proyecto tuvo dificultades en el pasado, pero creemos que hoy esas etapas están superadas”, afirmó.

Inversiones y fases técnicas hasta el 2027
Southern Perú proyecta invertir cerca de US$ 200 millones en 2025 y más de US$ 900 millones en 2026. En lo inmediato, los trabajos se centran en la apertura de la mina, que implica retirar material estéril y habilitar caminos internos para el transporte del mineral.
De forma paralela, avanzan las obras del sistema de tratamiento del mineral, que incluye trituración, transporte por faja de seis kilómetros y su procesamiento mediante lixiviación, extracción por solventes y refinación de cátodos con 99.999% de pureza.
Jacob precisó que el mayor gasto en 2026 se relaciona con la ejecución simultánea de estas etapas y la compra de equipos de gran capacidad, lo que marcará el momento más intensivo de construcción.
Nuevas obras: carretera por el desierto y planta desalinizadora
Uno de los principales compromisos para reducir el impacto en el valle de Tambo es la construcción de una carretera de 22 kilómetros, que evitará el paso de vehículos pesados por las zonas agrícolas. Esta vía conectará directamente con la zona sur de Mollendo y luego con el puerto de Matarani.
A ello se suma la futura planta desalinizadora, también ubicada en la zona sur de Mollendo, cuyo proceso de licitación está en marcha. Ambos componentes son esenciales para cumplir la meta de iniciar producción en la segunda mitad de 2027.
Factores sociales: asociaciones agrícolas y asistencia durante la pandemia
Southern Perú sostiene que la recuperación de la confianza social se basa en dos ejes:
- La articulación directa con 30 asociaciones de agricultores, con quienes se explicó el impacto del canon minero y la posibilidad de mejorar infraestructura hídrica.
- La ampliación del área de influencia al valle de Tambo durante la pandemia, lo que permitió entregar hospitales de campaña, apoyo alimentario y soporte en vacunación.
Jacob asegura que estas acciones mostraron una “solidaridad sincera” que generó un punto de inflexión en la relación con la zona.
Mercado del cobre y transición energética
El directivo explicó que el contexto global favorece proyectos como Tía María. China consumió el 57% del cobre refinado mundial en 2023 y la transición energética demanda mayores tonelajes por megavatio, especialmente en energía eólica y solar. A ello se suman factores extraordinarios, como paralizaciones mineras en Panamá, Chile e Indonesia, que impulsaron los precios hasta los US$ 5 por libra.
Agenda de inversiones en Perú
Southern Perú mantiene un portafolio de más de US$ 10,300 millones en inversiones proyectadas para el país, incluyendo Los Chancas (Apurímac) y Michiquillay (Cajamarca). No obstante, Jacob advirtió que Los Chancas enfrenta la presencia de alrededor de 300 mineros ilegales, lo que requiere acción del Estado para continuar con los estudios ambientales y avanzar hacia su ejecución.
Respecto a Michiquillay, la empresa reportó resultados “excelentes” en el programa de perforación. Destacó que el yacimiento tiene leyes altas, mineral limpio y un potencial que podría integrarse al futuro corredor minero Cajamarca–Lambayeque.
Lecciones de Tía María
Jacob resaltó dos aprendizajes principales:
- La resiliencia empresarial, para sostener un proyecto durante más de una década.
- La importancia de diferenciar minería formal —que cumple normas ambientales, laborales y tributarias— de la minería ilegal, que genera contaminación y no respeta derechos.
«La pregunta es qué tipo de minería queremos para el Perú», reflexionó.
Fuente: Desde Adentro









