«El exalcalde de Cocachacra rompe su silencio y señala que Miguel Meza habría ‘entregado’ la lucha social contra el proyecto minero Tía María, la resistencia en el Valle de Tambo fue debilitada desde adentro, y advierte que la empresa ya tiene el terreno despejado.»
Cocachacra (Islay).– El exalcalde del distrito de Cocachacra, Julio Cornejo, rompió su silencio y lanzó duras críticas contra el vocero del Valle de Tambo, Miguel Meza, a quien responsabilizó por “entregar” la causa social en contra del proyecto minero Tía María. En declaraciones exclusivas, Cornejo afirmó que Meza habría actuado en coordinación con la empresa Southern Perú y que “validó” su ingreso al valle mediante asambleas y marchas improvisadas.
“Nos está haciendo creer algo que ya no tiene remedio. Busca la unidad, pero esa palabra ya está vacía. Lo único que ha hecho es dividir y dar por cerrado un tema que aún tenía lucha”, señaló Cornejo, visiblemente molesto.
Acusaciones directas
El exalcalde aseguró que Meza convocó marchas y asambleas “sin preparación ni participación popular real”. Según explicó, estas acciones se usaron para “simular respaldo” y “validar socialmente” resoluciones favorables a la empresa minera.
“Ha hecho asambleas sin trabajo previo. No le interesa el valle ni la población. Lo único que ha hecho es concluir su trabajo para la mina. Con diez personas ha querido legitimar decisiones que afectan a miles”, acusó.
Cornejo sostiene que Meza “entregó al Valle de Tambo” el día de la asamblea general, tras lo cual “desapareció del escenario político”.
“Saltó el pericote porque ya hizo su trabajo. La población no quiso darse cuenta, caprichosamente siguieron creyendo que aún había esperanza”, dijo.
“Nos toman de tontos”
El exburgomaestre también criticó el rol de algunos alcaldes y periodistas locales, a quienes acusó de “repetir el discurso oficial”.
“Han mandado documentos a las municipalidades para que se pronuncien. Pero dígame, ¿qué alcalde se atreverá a hacerlo? A los dos días lo sacan. Que no nos agarren de tontos”, enfatizó.
Cornejo cuestionó además que el movimiento antiminero haya perdido fuerza y legitimidad. Según dijo, “las marchas con poca asistencia” solo sirvieron para demostrar ante el gobierno y la empresa que ya no existe un rechazo masivo al proyecto.
“Cuando salen diez personas, se interpreta que están de acuerdo. Esa es la lectura que le dan al tema social y político”, subrayó.
“El Valle fue traicionado”
El exalcalde acusó directamente a Meza de haber trabajado junto a Richard Ale y Rohel Sánchez, dirigentes vinculados a la empresa, y de haber manipulado a la población con discursos falsos.
“Desde el inicio dijimos que trabajaba para Southern. Se burló del Valle y de los periodistas que creyeron en él. Eso no es liderazgo, eso es traición”, remarcó.
Cornejo también recordó que, durante su gestión municipal, mantuvo una posición firme frente a la empresa.
“Cuando fui alcalde, no me vendí ni me arrodillé ante Southern. No recibí dinero ni favores. Luchamos para que se suspenda la licencia de construcción, y lo logramos”, afirmó, en alusión a los enfrentamientos sociales ocurridos durante el gobierno de Martín Vizcarra.
“La lucha social está agotada”
Finalmente, Cornejo reconoció que el escenario actual es adverso para el Valle de Tambo y que la vía legal podría ser la única opción restante, aunque con pocas probabilidades de éxito.
“El partido ya terminó. Solo queda luchar en la mesa, pero no ganaremos. Judicialmente no se puede revertir una resolución del gobierno central. La empresa ya tiene todo encaminado”, expresó.
A su juicio, la resolución que otorga nuevas facilidades a Southern Perú “cierra el ciclo de resistencia”.
“El pueblo puede salir a protestar, pero la empresa solo dirá: suspendemos temporalmente. Y seguirán avanzando. En cinco o diez años empezarán a operar y ya nadie podrá impedirlo”, concluyó.
Contexto
El proyecto minero Tía María, ubicado en la provincia de Islay (Arequipa), ha sido uno de los conflictos socioambientales más prolongados del sur peruano. Desde 2009, Un sector del Valle de Tambo se oponen al proyecto por temor a la contaminación del agua y la pérdida de tierras de cultivo.
Las divisiones internas entre dirigentes y autoridades locales han debilitado el movimiento social, mientras que Southern Perú continúa gestionando permisos y avances técnicos para ejecutar su inversión proyectada en más de US$1,100 millones hasta 2026.
