Toponimia

«Molle» Viene del idioma quechua que significa embarque o reverencia, y los populares términos quechuas, endo, indo, ando, que significa lugar, por lo que «Mollendo» significaría Lugar de Embarque o Lugar de reverencia a los cerros.

Historia

Época Precolombina

La Cultura Chiribaya, fue la principal sociedad que ocupó las zonas de Tambo y el actual Mollendo. Restos de esto se pueden ubicar en las zona de Challascapi, Cocachacra y Dean Valdivia. Esta Cultura ocupó las zonas del norte de Chile, la costa de Tacna, el actual Ilo y los distritos de La Punta de BombónDistrito de Dean ValdiviaCocachacraMejía y Mollendo en la Provincia de Islay. El museo Principal de esta cultura se encuentra en el pequeño pueblo de El Algarrobal en la Provincia de Ilo, El Siguiente museo se encuentra en Mollendo, donde se encuentran restos fósiles, mantos y utensilios que usó esta cultura.

Época Inca

En la época incaica, después de la decadencia del Tiahuanaco, correspondió a los «Changos» habitar las costas de Camaná, Islay y Moquegua. El litoral sur del Perú se hallaba poblado por varias tribus o agrupaciones, que eran las siguientes:

  • Los «Tampus» acondicionados en el actual Tambo
  • Los «Chullis» en la zona de Chule, Puerto antiguo de Islay
  • Los «Changos» que estaban ubicados entre Aranta e Islay.

La cuenca formada por el río tambo, probablemente conquistada y sometida en diversas épocas, formó así un pueblo de costumbres heterogéneas que han dejado vestigios de su civilización, puede comprobarse, con los nombres que aún subsisten, cuya etimología es unas veces quechua como Cocachacra, Challascapi, etc. y otras que se puede asignar al Kauiqui y al Pu quina por las terminaciones características en ando, endo, indo, como Cachendo, Huarindo, Catarindo, etc. La población ha sido considerable a lo largo del valle y en las lomas donde habitaban y que hasta hoy existen aguas que vierten del subsuelo. La influencia del mar debió ser decisiva en ellos ya que su culto a la adoración del mar o «mama coccha» hacedor del mar les proporcionaba el pescado.

Época Fundacional

Desde tiempos antiguos, Mollendo fue el segundo puerto de la República, Por ello no es de extrañar, que a través de su puerto, llegaran a la ciudad personas de distintas nacionalidades que luego se afincarían, trayendo consigo sus tradiciones y costumbres. Así, a fines del siglo XIX, dichas familias comenzaron a construir hermosas casonas fabricadas con madera de pino de Oregón, traída desde los Estados Unidos. La arquitectura republicana se impuso: siempre vistosos ventanales y elegantes balcones. La misma Estación de ferrocarriles se edificó siguiendo este estilo.

Época de la República

La Guerra del Pacífico marcó a la ciudad. Con el fin de acelerar las gestiones de paz con sesión territorial el mando chileno envía a Mollendo, en la costa del departamento de Arequipa, una expedición para destruir los ferrocarriles utilizados por los peruanos para el traslado de tropas y armamentos. En la ciudad de Arequipa se encontraban las fuerzas del prefecto Carlos González Orbegoso compuestas por 2.500 soldados.

El coronel Orozimbo Barbosa parte hacia Mollendo al mando del Regimiento 3º de Línea, el Batallón Navales, una brigada de zapadores y 30 jinetes del Cazadores a Caballo.

La guarnición de Mollendo compuesta 100 soldados decidió no trabar combate en el puerto y retirarse ante la superioridad numérica y material de los chilenos a fin de evitar lo sucedido durante la toma de Pisagua, puerto que fue incendiado como consecuencia del bombardeo y el combate.

El mando chileno ordena desembarcar al Navales en Mollendo y el resto de la tropa en Islay. El 9 de marzo Barbosa parte a perseguir a la guarnición peruana con 500 hombres.

En Mollendo quedó el Regimiento 3º de Línea cuyos oficiales no lograron contener el saqueo de la aduana donde se guardaban gran cantidad de mercancías y licores lo que provocó que soldados ebrios se desparramaran por la población cometiendo una serie de tropelías contra sus habitantes y propiedades.

…El incendio estaba en su mayor fuerza, la iglesia ardía completamente. Yo no me atreví a ir a ver el fuego de cerca, pues se sentían tiros a cada momento…Al día siguiente…el incendio aún no se había extinguido del todo…Varias familias todas ellas de pobres, se habían refugiado en la plaza, en donde lloraban y pedían misericordia, pues creían que todo el pueblo iba a ser quemado, y que a ellas las iban a matar…La mayor parte de las casas habían sido saqueadas por los soldados del 3° de línea y…varios otros soldados de los otros cuerpos…de estos muchos se volvieron al pueblo se emborracharon y principiaron el incendio y el saqueo. Muchos temimos que se habían quemado los que estaban completamente borrachos. El jueves y viernes (11 y 12 de marzo) el incendio continuó y también la destrucción de la estación muy superior a la de Santiago y Valparaíso…

Capellán chileno J. Eduardo Fabres. «El Estandarte Católico» de Santiago en marzo de 1880

…todos los cuerpos de la expedición, se mancharon de aquella orgía, iluminadas por las llamas de una universal destrucción…saturado de petróleo, ardían en inextinguibles piras, atizado el fuego por soldados de Chile, conforme a órdenes superiores y a instrucciones exactas…sin más fruto que aquella vergonzosa y tan horrible y mal aconsejada devastación…Tres o cuatro millones (de pesos) destruidos, funestas escenas de inmoralidad para el soldado y la carga de un camello de reclamaciones diplomáticas, he allí en conjunto el fruto de la fatal expedición de Mollendo…del incendio que a la vez consumía a Mollendo, Mejía e Islay…

Historiador chileno Benjamin Vicuña Mackenna

Mientras esto ocurría en el puerto el coronel Barboza avanzó hasta la estación de ferrocarril ubicada entre Tambo y Mejía donde le salió al encuentro la guarnición que se había retirado de Mollendo, tras un ligero combate las tropas chilenas se retiraron llevando consigo algunos prisioneros, al pasar por Mejía destruyeron la línea del ferrocarril para después regresar a Mollendo. La fuerza que el prefecto de Arequipa había mandado hacia Mollendo tardo mucho en llegar a su destino y operó tan lentamente que permitió a Barboza regresar sin mayores contratiempos.

…Al llegar el coronel Barbosa a Mollendo se le presentó un espectáculo de horror, la orgía de un ejército desbandado entre las llamas de un incendio…

Historiador chileno Benjamin Vicuña Mackenna

Al encontrar a las tropas indisciplinadas y ocupadas en el saqueo el jefe chileno ordena el reembarque del 3.º de Línea ante lo cual 80 soldados desertan y continúan con los desmanes en las inmediaciones. El 12 de marzo la expedición chilena abandona Mollendo y regresa a Pacocha a donde arriba el día siguiente.

Auge del puerto de Mollendo

Mollendo, en la década del 30 del siglo pasado, contaba con una población pequeña de 7,486 habitantes; sin embargo, tenía próspera actividad comercial, debido a los siguientes factores:

– La intensa actividad portuaria de exportación e importación de carga y mercaderías de la región del Sur del Perú y parte de Bolivia hicieron de Mollendo la sede de 19 consulados.

– Mollendo, por ser puerto, era un lugar de tránsito con destino al interior del país como al exterior.

– Mientras naves permanecían en la bahía en operaciones de embarque y desembarque, los tripulantes salían con frecuencia a la ciudad de compras, diversión o esparcimiento. Mayor atracción eran los turistas de los trasatlánticos.

Mollendo en la Segunda Guerra Mundial

Llamó la atención de todos la varadura de un barco carguero japonés, el «Arima Maru», en Mollendo, al amanecer del 25 de mayo de 1941, en plena II Guerra Mundial (el Japón no entraría en la contienda hasta fines de ese año), siendo don Guillermo W. Coloma Elías, Subprefecto de la provincia de Islay.

Este hecho histórico, de gran importancia en ese entonces, para el puerto de Mollendo y el Perú todo, ocurrió en un momento muy delicado, de guerra en el Viejo Mundo, y además constituye un notable ejemplo de la solidaridad que le expresaron, tanto las autoridades como el pueblo mollendino, a los japoneses que naufragaron en la Cuarta Playa de Mollendo.

El encallamiento del vapor «Arima Maru», de propiedad de la famosa empresa naviera japonesa Nippon Yusen Kaisha, llamó la atención de la prensa nacional, hecho comprobado por la abundante información periodística publicada al respecto, la cual, obviamente, generó un gran interés en los lectores.

Los diarios de la capital de la República y de Arequipa, daban información, a veces día a día, sobre el grave accidente y los intentos de «salvataje» del barco. La documentación original que se presenta en este libro contiene la única información fidedigna de los hechos.

Se debe tener presente que el puerto de Mollendo, en vísperas del inicio de la II Guerra Mundial, tenía un gran valor estratégico. Además, por haber sido en ese entonces el terminal del Ferrocarril del Sur del Perú, también lo era del ferrocarril transcontinental Buenos Aires – Mollendo. En ese momento el puerto de Mollendo era «la principal puerta de acceso a Bolivia».

Además, «El Ferrocarril del Sur del Perú va de Mollendo vía Arequipa, a Juliaca y al Cuzco. De Juliaca un ramal conduce a Puno, en la orilla occidental del lago Titicaca. Los vapores de la empresa [The Peruvian Corporation Ltd.], que van de Puno a Guaqui, conectan con los trenes que van de Guaqui a La Paz, Bolivia», y «El servicio Mollendo – La Paz, en conjunción con la ruta ferroviaria Buenos Aires – La Paz, permite que se realice un viaje transcontinental por el Perú. La utilización de esta alternativa está aumentando».

El aviso artístico publicado, que reproducimos en este libro, ofrece un mapa del continente sudamericano con el trazo de la línea férrea de Mollendo a Buenos Aires, pasando por La Paz, Oruro, Tupiza, Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Rosario y otras ciudades y pueblos importantes del Perú, Bolivia y la Argentina, incluyendo a Montevideo (Uruguay). Asimismo reproducimos un aviso publicado en donde se ofrece este servicio.

En abril de 1940, el Prefecto de Arequipa, coronel don Carlos A. de la Jara, realizó una visita oficial a la provincia de Islay, siendo recibido y atendido por el Subprefecto, don Guillermo W. Coloma Elías, que era la máxima autoridad de la provincia. El domingo 14 de abril de 1940, en la mañana, se trasladaron al nuevo puerto de Matarani, que se encontraba en construcción, para inspeccionar las obras.

Tal como lo informaba un diario, «De vuelta, en el puerto [de Mollendo], el señor Prefecto fue agasajado, por la tarde, con un cóctel ofrecido por el señor Subprefecto de Mollendo [don Guillermo W. Coloma Elías], en honor suyo y de su comitiva. Asistieron personas representativas de las esferas oficiales, sociales y comerciales». Asimismo, don Ignacio Dianderas Cáceres, Administrador de la Aduana de Mollendo, les ofreció un cóctel, «al cual también asistieron distinguidos elementos del puerto». Sobre este sobrino carnal del Gran Mariscal don Andrés Avelino Cáceres Dorregaray, veremos información más adelante.

El Prefecto, acompañado por el Subprefecto, visitó todos los locales de las escuelas de Mollendo, así como el Colegio Nacional, «habiéndole causado muy buena impresión la forma como se conducen los dirigentes de los centros de instrucción visitados, así como el estado de higiene que se observa, en el servicio de los locales».

Visitaron además el Hospital del Carmen, las Oficinas Públicas y el Stadium Municipal, así como los barrios de Inclán y Las Cruces. «En todas estas visitas, el Prefecto estuvo acompañado del Alcalde del Concejo Provincial, Subprefecto señor Coloma, y otros personajes y funcionarios públicos. Dictó algunas medidas de mejoramiento».

El puerto de Mollendo, en vísperas de la II Guerra Mundial, estaba conectado con el mundo por siete compañías de vapores, información que se recoge en este libro.

Eran éstas la empresa naviera alemana Hamburg-Amerika Linie, llamada en inglés Hamburg-America Line, con oficina principal en el importantísimo puerto de Hamburgo (Alemania), hacía el servicio entre puertos europeos y Mollendo (esta empresa corresponde a la actual Hamburg-Amerikanische Packetfahrt A. G., HAPAG). Englobaba a las empresas Deutsche-Australische Dampschiffs Gesellschaft, Deutsche Dampschifffahrts-Gesellschaft Kosmos, y a la Roland Linie A. G.

Además, la antigua empresa británica The Pacific Steam Navigation Company (P.S.N.C.), con sede en el gran puerto de Liverpool (Inglaterra), conectaba a Mollendo con los principales puertos del Pacífico y de Europa. En Mollendo esta empresa británica era la propietaria de la Compañía de Lanchas, S. A.

La Compañía Sud Americana de Vapores era una empresa chilena cuya oficina principal se encontraba en el puerto de Valparaíso (Chile). A través de ella estaba Mollendo, también, conectado con puertos del Pacífico Sur y con Nueva York.

La empresa naviera holandesa Koninklijke Nederlandsche Stoomboot Maatschappij, llamada en inglés Royal Netherlands Steamship Company y en español Compañía Real Holandesa de Vapores, conectaba a Mollendo con puertos europeos, sudamericanos y norteamericanos. Su oficina principal se encontraba en Ámsterdam (Holanda).

Asimismo la «Italia», cuyo nombre completo era Italia Società Anonima di Navigazione, era una importantísima empresa italiana que incorporaba las flotas de las navieras Cosulich Line o Unione Austriaca, el Lloyd Sabaudo y la empresa Navigazione Generale Italiana. Esta compañía unía a Mollendo con muchos puertos europeos, caribeños y sudamericanos. Su oficina principal se encontraba en los notables puertos de Génova y Trieste.

La empresa japonesa Nippon Yusen Kaisha o NYK, con oficina principal en Tokio (Japón) y sucursal en Londres (Inglaterra), conectaba a Mollendo con Osaka, Kobe y Yokohama(en el Japón) y Hong Kong, así como con las islas del Pacífico (Hawái), California, México, Centro América y Sudamérica.

Esta empresa, representada en el Perú muchos años por la casa W. R. Grace & Co. (y en 1941 por la empresa limeña Ostern y Compañía, cuyo agente en Mollendo era Riecken y Compañía), era la propietaria del vapor «Arima Maru», que encalló en Mollendo, materia de este libro, y de los vapores «Takaoka Maru» y «Sakito Maru», cuyo personal bregó por el reflotamiento del barco mencionado, sin suerte el primero y con la desgracia de perder a dos marineros que murieron ahogados en el intento, y con un gran éxito el segundo, tal como lo veremos más adelante.

Por último, la empresa de los Estados Unidos que unía a Mollendo con Nueva York y puertos norteamericanos, caribeños y sudamericanos, era la Grace Line. Su oficina principal se encontraba en Nueva York.

La Compañía Peruana de Vapores y Dique del Callao, desaparecida empresa nacional que tenía su oficina principal en el puerto del Callao, en vísperas de la II Guerra Mundialofrecía sus servicios únicamente en los puertos de la costa del Perú, desde Puerto Pizarro (Tumbes) hasta Ilo (Moquegua), conectando a Mollendo con los mismos.

En «El Comercio» de Lima, con el titular de «A causa de la niebla varó al Sur de Mollendo el ‘Arima Maru’» (cuyo original se reproduce en este libro), se publicó en Lima la primera noticia de la encalladura del vapor japonés, ocurrida en Mollendo el 25 de mayo de 1941. Allí se informaba que «Amaneció varado el vapor ‘Arima Maru’ de la línea japonesa, a cuatro millas al sur del puerto de Mollendo, a causa de la neblina densa que invadía la bahía. Venía esta nave para embarcar metales. Las autoridades han dictado las disposiciones necesarias para verificar el salvataje».

El barco, como ya se vio, pertenecía a la empresa naviera japonesa Nippon Yusen Kaisha, cuyo agente en Mollendo era la antigua firma Riecken y Cía., había varado a 80 metros de la Cuarta Playa de Mollendo, pero por el fuerte oleaje se había ido desplazando y se había asentado a una distancia de 30 a 35 metros de la orilla, con la proa hacia el norte y la popa hacia el sur. Estaba recibiendo el fuerte impacto de las grandes olas. Además el vapor sufrió severos daños en su maquinaria.

Algo que se debe resaltar es que un diario afirmaba que «En la historia de Mollendo, la varadura del ‘Arima Maru’ es el primer accidente de tal naturaleza que se registra. Por tal motivo, el tráfico de automóviles, utilizando la carretera a Tambo, para llegar a la cuarta playa, ha sido intenso durante todo el día y a ese lugar ha llegado una multitud de curiosos, que contemplan el espectáculo singular del barco detenido en su trayecto y azotado por el mar».

En «El Pueblo» de Arequipa, bajo el titular de «Un vapor japonés encalló en la bahía de Mollendo / A causa de la neblina y la corriente marina», indicaban que tenía 4,326 toneladas de registro y 7,300 toneladas de desplazamiento. Afirmaban además que en Mollendo debía cargar minerales para transportarlos al Japón.

En «El Comercio» de Lima, informaban que «las perturbaciones magnéticas de TacnaAricaAntofagasta e Iquique, hicieron que los instrumentos de navegación no dieran buenas indicaciones» y por eso se había producido el accidente. Además, que la «densa neblina desde las 11 de la noche del 24 hasta las 7 de la mañana del día 25 determinó la varadura. La nave se encuentra inclinada diez grados en el lado de babor». El capitán del puerto llevó a cabo el sumario legal y la tripulación se mantenía en sus puestos.

Se debe tener presente, como una demostración de buena voluntad, que los primeros barcos que trataron de rescatar al «Arima Maru» fueron los norteamericanos «Flying Cloud» y «Cape San Martin», de la United States Maritime Commission (USMC), y que fueron propiedad de la Grace Line, a pesar de los denodados esfuerzos de los capitanes de los mismos.

Informaban además que «Todos los autos y ómnibus conducen miles de curiosos hasta la altura donde se halla el ‘Arima Maru’, que es entre el kilómetro 6 y 7, desde Mollendo. Se dice que The Peruvian Corporation pondrá un tren de recreo desde Arequipa para presenciar el espectáculo». Indicaban asimismo que los dos barcos norteamericanos ya mencionados, «que llegaron en la noche del 25 han prestado muy relativas facilidades, no obstante los buenos deseos que han tenido sus capitanes. Se espera al vapor japonés ‘Takaoka Maru’ para mañana por la mañana, el cual seguramente prestará toda ayuda».

El «Takaoka Maru» que llegó del Callao para rescatar al «Arima Maru», regresó a ese puerto, «después de haber dejado a la nave encallada debidamente asegurada de popa y proa, con cables de acero y amarradas las anclas, que han sido fondeadas con este objeto».

Del Callao llevará a Mollendo «cables de acero y otros elementos que son indispensables para el salvataje y que no han podido conseguirse en este puerto». Algo muy importante que se informaba es que no solamente los sesenta y dos tripulantes del «Arima Maru» luchaban por salvar el barco sino que también «gran número de obreros de este puerto, trabajan en las maniobras de salvamento».

El «Takaoka Maru» regresó a Mollendo para continuar las labores de salvataje. Lamentablemente murieron ahogados dos marineros de ese barco, «en momentos en que se encontraban dedicados al salvataje del vapor ‘Arima Maru’, que se halla encallado a 4 millas al sur de este puerto. Cuatro marineros se encontraban en un bote del ‘Takaoka Maru’, dedicados a amarrar al ‘Arima’ con unos cables de acero, a las anclas que han sido fondeadas con ese objeto. Estos marineros, poco conocedores de nuestras playas, se hicieron arrollar con el Tumbo Grande, golpeándolos al costado del vapor ‘Arima Maru’ y destrozando el bote. De los cuatro marineros que lo ocupaban, dos se ahogaron y los otros lograron salvar».

Más tarde, en el vapor japonés «Sakito Maru» (de la misma empresa Nippon Yusen Kaisha), llegaron «varios elementos para el salvamento del ‘Arima Maru’, que está encallado en las playas de Mollendo desde hace tiempo. Hay varios técnicos japoneses que están dictando todas las medidas para desencallar al ‘Arima’. Por de pronto se han colocado varias cuerdas sostenidas por anclas para que el vapor no vaya a echarse, lo que originaria su pérdida total. El metal de que está cargado el buque lo están tirando al mar para aliviarse de peso. Esperan al ‘Sakito Maru’, que viene cargado de metal de Chile, para arrancar al vapor varado».

Por fin, luego de haber permanecido varado tanto tiempo en Mollendo (la información se encuentra en el libro), en la madrugada, el «Arima Maru», encallado en Mollendo, fue puesto a flote por el «Sakito Maru», el cual, unos días después, como lo veremos más adelante, lo remolcaría hasta el Callao y de allí hasta Yokohama (Japón).

En los diarios indicaban que «Todos los trabajos han estado a cargo de japoneses y material que han traído especialmente del Japón». Además, «Los elementos traídos para el efecto y la tripulación especializada que tomó parte en [las] labores de reflotamiento, llegaron en el vapor ‘Sakito Maru’, y se consiguió el fin perseguido».

Existe una fotografía publicada en la que se indica: «Damos una vista del ‘Arima Maru’, en la que se puede apreciar la posición peligrosa en que estuvo la nave encallada». La borrosa fotografía del barco encallado, forma parte de los documentos del Subprefecto don Guillermo W. Coloma Elías, y, al parecer, es la única que se publicó en la prensa peruana. Esta fotografía se reproduce en este libro.

Existe otro recorte en los documentos del autor, con una fotografía del «Arima Maru» antes de su encallamiento y cuando nada hacía presagiar el grave accidente que ocurrió. Fue publicada en Lima con el título de «Encalló cerca de Mollendo» y el siguiente texto: «El vapor japonés ‘Arima Maru’ que hace poco encalló al Sur de Mollendo, a causa de la niebla, y del cual se ha podido salvar la carga trasladándola a otras embarcaciones». Se reproduce este documento en el libro.

El «Sakito Maru» zarpó con destino al puerto del Callao, remolcando al «Arima Maru». Dos días después, arribaron al Callao. Trece días permaneció anclado en el Callao el «Arima Maru», donde pudo ser parcialmente reparado, hasta que, por fin, partió con rumbo a Yokohama (Japón).

Así concluyó la saga que duró tanto tiempo y que concitó el interés de los peruanos, quienes en todo momento manifestaron su total apoyo y solidaridad a los japoneses afectados por la tragedia.

Fundación

No hay certeza acerca de la fundación de Islay. Al respecto se han dado diferentes versiones. San Martín y Bolívar reconocen como de primera categoría el puerto de Islay.

Jorge Basadre fija la fundación de Islay en 1826. El historiador Mateo Paz Soldán sostiene que Islay se fundó en el año de 1830 y se debe al general Antonio Gutiérrez de la Fuente, reputado como “Gran Prefecto” de Arequipa, cargo que desempeñó entre 1825 y 1828, cuando merced a sus gestiones muy atinadas, el Congreso de la República expidió una ley, elevando a la categoría de Puerto Mayor al de Islay, el que fue dotado de una serie de obras para su desarrollo.

El 20 de febrero de 1828 el Arzobispo de Arequipa, Monseñor José de Sebastián de Goyeneche y Barreda, nombra el primer Teniente Cura de la nueva Vice-Parroquial del Puerto de Santa Rosa de Islay a Fray Lorenzo Ruiz, lo que se presume por esta circunstancia histórica de carácter religioso, que Islay se fundó como sostiene el sabio Antonio Raymondi, el 30 de agosto de 1827, fiesta de Santa Rosa de Lima.

El 9 de octubre de 1860, el congreso de la república, mediante ley, autoriza al Poder ejecutivo la construcción de una línea férrea del puerto de Islay a la ciudad de Arequipa, pero intereses creados de los propietarios particulares del valle del Tambo, deciden que Mejía fuera el término del ferrocarril. El 4 de mayo de 1868, el Gobierno del general Pedro Diez Canseco Corbacho y el ingeniero Enrique Meiggs, de nacionalidad norteamericana, firman el histórico contrato.

Los trabajos de la línea férrea se iniciaron en la pampa de La Joya (Arequipa), el 27 de mayo de 1868. Semanas después de firmarse el contrato, Meiggs y sus ingenieros, comprobaron en el terreno, que si bien era más fácil la ascensión a la pampa a partir de Mejía, sin embargo este lugar no ofrecía las condiciones naturales favorables para levantar un puerto; entonces sin que mediara autorización alguna, la empresa constructora empezó a levantar un muelle provisional en la caleta al norte del antiguo como abandonado puerto colonial de Mollendo.

Mollendo se incendió por completo una madrugada en plena Guerra del Pacífico, después de haber sido saqueado y destruido por ejército chileno, incendiaron la plaza y la iglesia, Mollendo se reveló ante la mirada chilena que sin pensarlo, se abalanzo sobre la ciudad.